La Familia de Riuz(Omniverso)

Chapter 41: 41) Trabajo conseguido



Rosita: "No... puedo creerlo." —Dijo incrédula.

Riuz: "Sí, bueno, aún tenemos que arreglar ciertos detalles, cosas que deberá cumplir, pero si las acepta, estás dentro." —Dijo asintiendo.

Rosita, al escucharlo, volvió a temblar ligeramente por la tensión. Desde un principio no creyó que pudiera conseguir este trabajo, pero ahora que escuchaba sobre "condiciones", un escalofrío le recorrió la espalda. La idea de que este empleo tuviera implicaciones sexuales volvió a invadir su mente. Toda la alegría que sintió hace unos momentos se fue diluyendo en temor, temiendo que este puesto tan codiciado por muchas terminara siendo inaceptable para ella.

Rosita: "¿Puedo... preguntar algo primero?" —Preguntó nerviosa.

Riuz: "Claro." —Respondió mientras revisaba unos papeles que estaba a punto de presentarle.

Rosita tragó saliva, consciente de que si su sospecha era errónea, esta pregunta podía costarle la oportunidad.

Rosita: "No se ofenda, pero..." —Suspiró, tratando de reunir valor.— "Este trabajo... ¿tiene implicaciones sexuales?" —Cerró los ojos con fuerza, temiendo que su pregunta fuera recibida con indignación.

Riuz: "Bueno... esa sí que no me la esperaba. Pero si lo quieres, no creo que pueda rechazarte. Aunque primero veamos tu desempeño laboral y luego, después de un par de semanas, podemos ir a la cama." —Dijo con calma, como si fuera lo más natural del mundo.— "Ciertamente no me esperaba eso de usted."

Rosita: "¡¿QUÉ?! ¡NO! ¡No me refería a eso!" —Respondió con desesperación, sintiendo que su rostro ardía de vergüenza.— "¡Soy una mujer felizmente casada!"

Riuz: "¿...?" —Se quedó mirándola con una ceja levantada.

Rosita: "Lo siento... Yo solo... Es que vi afuera a todas esas mujeres diciendo que los humanos son... muy lujuriosos..." —Murmuró cada vez más bajo, avergonzada por sus propias palabras. Pero al darse cuenta de cómo sonó, abrió los ojos de golpe y agitó las manos desesperadamente.— "¡Perdón! ¡No quise ser racista! Lo dije sin pensar, yo..."

Riuz: "Tranquila, Rosita, no te voy a juzgar por eso, ni por nada. Cálmate un poco, bebe un poco de agua." —Dijo con tranquilidad mientras le pasaba un vaso.

Rosita se dio cuenta de que estaba hiperventilando. Esta mañana se estaba convirtiendo en uno de los momentos más estresantes de su vida... y eso que había dado a luz a 25 hijos. Después de beber el agua, logró calmarse y, poco a poco, el rubor de su rostro cambió de angustia a simple vergüenza.

Rosita: "...Lo siento..."

Riuz: "Está bien. Todos tenemos nuestros ataques de nervios a veces, en especial en una entrevista de trabajo, y más aún si es la primera." —Dijo con una sonrisa comprensiva.— "En cuanto a lo de ser lujurioso..."

Rosita: "En verdad lo siento..." —Dijo con culpa, sintiéndose horrible por haber dicho algo así frente a alguien tan comprensivo.

Riuz: "No te preocupes tanto. Y, bueno, no te voy a mentir: es verdad."

Rosita: "¿En serio?" —Preguntó sorprendida. No podía ver al hombre sereno frente a ella como alguien extremadamente lujurioso, como había escuchado en la fila. Claro, las apariencias engañan, pero aún así...

Riuz: "No tienes ni idea." —Soltó una leve risa.— "Cuando era niño, tenía muchas hermanas mayores. No sabes cuántas veces me vi tentado a espiarlas bañándose o algo similar, aún bajo el riesgo del repudio familiar. Pero no se puede evitar... Los humanos, al menos los de mi familia, desarrollamos un libido muy fuerte desde jóvenes." —Dijo, mirando hacia el techo con un aire nostálgico.— "Claro, con el tiempo maduramos. Esos impulsos... no desaparecen, pero aprendemos a controlarlos, a suprimirlos hasta el momento adecuado para liberarlos. Así que sí, si alguien dice que los humanos somos muy lujuriosos, tiene razón. Y aunque esa afirmación me molestara, no podría negarla."

Rosita: "Oh..." —Murmuró con una expresión pensativa.— "Entonces..."

Riuz: "¿Quieres saber si me acuesto con todas mis sirvientas y si tú serás la siguiente?" —Dijo con un tono burlón.—

Rosita: "¡No, no, yo...!" —Exclamó avergonzada, incapaz de negar que, en efecto, ese pensamiento había cruzado por su mente.

Riuz: "Bueno, ese es uno de los temas de los que quería hablar contigo." —Comentó con calma, observando cómo la cerdita se estremecía.— "No sabía que estabas interesada, pero eres muy linda, así que podría hacerte un espacio..."

Rosita: "¡No, yo...!" —Se apresuró a aclarar, sintiéndose cada vez más nerviosa ante el malentendido.

Riuz: "Tranquila, sé a qué te refieres." —Dijo en un tono más serio.— "Para responder a tu pregunta: sí, tengo relaciones con algunas de mis empleadas, y reciben cierto bono bastante generoso por... ese tipo de ayuda." —Agregó, observando cómo el brillo en los ojos de Rosita se apagaba, reflejando una clara decepción.— "Pero no es algo obligatorio ni mucho menos. Desde que enviudé, busco formas de aliviar ciertas necesidades, y algunas de mis trabajadoras han estado conmigo desde antes de mi matrimonio. De hecho, algunas eran tan cercanas a mi esposa que creo que hasta tendrían su aprobación."

Rosita: "Oh... No esperaba eso... Entonces, este trabajo...?" —Murmuró, insegura de cómo procesar aquella revelación.

Riuz: "Si te preocupa que vaya a saltar sobre ti en cualquier momento, relájate. No creo que me arriesgaría a perder a una buena empleada solo por un momento de calentura, no importa qué tan atractiva sea." —Dijo con tranquilidad, aunque sin evitar recorrer con la mirada el cuerpo de Rosita, lo que la hizo sentirse algo incómoda.— "Aunque no voy a negar que me gustaría. Como mencioné antes, eres una excelente madre, y los humanos tenemos... ciertos 'problemas de mami'. Así que, para ser honesto, eres el doble de atractiva que cualquier otra."

Rosita: "¿Qué?" —Se sobresaltó, sin saber si había escuchado bien.

Riuz: "Sí, bueno, sentimos una atracción natural por las mujeres maternales. Algo relacionado con el primer Riuz... pero ese no es el tema ahora." —Sacudió la cabeza.— "Lo importante es que, a menos que tú quieras y me des vía libre para algo, no tienes nada de qué preocuparte. Respeto el matrimonio de quienes realmente se aman, del mismo modo en que esperaría que los demás hubieran respetado el mío. ¿Te satisface esa respuesta?"

Rosita: "Creo que sí..." —Respondió, apretando con fuerza las asas de su bolso.—

Riuz: "Pero hay algo que debes tener en cuenta. Lo de la lujuria es real. Así que, trabajando aquí, es probable que me encuentres en situaciones... comprometedoras con cierta frecuencia. ¿Lo entiendes?"

Rosita: "S-sí..." —Murmuró, sintiendo cómo el rubor volvía a teñir sus mejillas.—

Riuz: "Lo que quiero decir es lo siguiente: prefiero mantener mi vida privada en secreto. Si alguna vez me encuentras en una situación así, espero que tengas la discreción de no mencionarlo a nadie. Los humanos hemos sido objeto de chismes desde que nos hicimos un lugar en este mundo, y lo último que quiero es ver titulares diciendo que me estoy acostando con mi personal. Quiero una vida tranquila. Así que, si decides trabajar aquí, ¿puedo confiar en que respetarás mi privacidad? Si no, tal vez sea mejor que busques otro lugar."

Rosita: "Sí, sí, está bien. Sé guardar secretos." —Aseguró con cierta inquietud.

Las cosas no eran como ella las había imaginado al principio... pero tampoco eran tan simples. Aunque la situación la hacía sentir incómoda y un poco avergonzada, creía que sería capaz de sobrellevar el trabajo. Sobre todo porque, a pesar de la conversación, Riuz le había hablado con una honestidad que se reflejaba en sus profundos ojos azules.

Riuz: "Genial. Como último consejo... En esta casa, asegúrate de tocar la puerta antes de entrar a cualquier habitación si no quieres ver algo... indecoroso." —Rio débilmente.

Rosita le devolvió una sonrisa incómoda, su rostro enrojeciéndose ante la imagen mental que acababa de formarse. La verdad era que nunca había sido una persona particularmente sexual. Y, para ser honesta, en este último tiempo, con su marido trabajando en exceso, su relación había pasado por una sequía en la intimidad. Lo cual ya era decir mucho, pues desde que tuvieron hijos, los momentos de pasión entre ellos habían sido escasos.

Riuz: "Ahora hablemos de la organización del trabajo." —Dijo, cambiando de tema con naturalidad.— "Para una sirvienta en este puesto, idealmente necesitaría a alguien que viva aquí y esté disponible la mayor parte del tiempo, incluso cuando no esté trabajando. Pero sé que tienes una familia y que eso es importante para ti, así que pensé en hacer algunos arreglos diferentes."

El humano tomó los papeles sobre los que había estado escribiendo y tachando hace un rato y se los entregó a Rosita para que los leyera.

Riuz: "La propuesta es esta: de lunes a viernes, debes venir al menos cuatro días, con jornadas de ocho horas. Si terminas tus tareas antes, puedes irte tras seis horas. Excepto en caso de emergencia, puedes elegir libremente los días y cómo distribuir tus horas, siempre que trabajes al menos entre una y dos horas continuas en cada turno. Además, los fines de semana deberás trabajar una de estas franjas: mañana, tarde o noche, con un mínimo de cuatro horas seguidas."

Rosita escuchaba atentamente mientras leía el contrato modificado. Para su sorpresa, todo coincidía con lo que Riuz acababa de explicar. Sin embargo, la flexibilidad del horario la dejó confundida.

Rosita: "Estos horarios son... ¿demasiado flexibles?" —Preguntó con dudas. Era la primera vez que veía un trabajo con tanta libertad. Con esta organización, tendría margen para ocuparse de muchas otras cosas.

Riuz: "Te dije que tomé en cuenta a tu familia. Además, no serás la única sirvienta en la mansión, así que mientras siempre haya alguien disponible, todo estará bien." —Explicó con calma.— "Por eso mismo, primero deberías coordinar tus horarios con tus compañeras. Pueden ayudarse mutuamente para aprovechar el tiempo al máximo. Como tú, muchas de ellas también tienen vidas fuera de aquí."

Rosita: "Muchas gracias, señor Zooblack. No sabe cuánto me ayuda esto." —Dijo con emoción. Pensó en lo complicado que habría sido si su horario chocara con su vida familiar y en los muchos cambios que habría tenido que hacer.—

Riuz: "No hay problema." —Respondió con naturalidad.— "También tendrás una habitación aquí por si alguna vez quieres quedarte a dormir o simplemente tomar un descanso. Además, hay una sala de descanso exclusiva para las empleadas. También contarás con un seguro médico completo, seguro de vida, vacaciones de dos semanas al año y acceso a diversas comodidades dentro y fuera del trabajo." —Fue enumerando los beneficios mientras Rosita los leía en el contrato.— "Pero también hay algunas obligaciones que no sé si te parecerán del todo aceptables."

Rosita: "¿Cuáles?" —Preguntó con cierto nerviosismo. Hasta ahora, el trabajo parecía demasiado bueno para ser verdad. ¿Dónde estaba el truco?

Riuz: "El uniforme de mis sirvientas es el de criada francesa y es obligatorio." —Declaró con fingida seriedad.— "Es un poco revelador, pero te aseguro que me lo agradecerás, porque es el uniforme de verano y es bastante fresco."

Rosita: "Oh..." —Musitó con un leve rubor en las mejillas. Aún estaba dentro de lo aceptable... pero no podía negar que la idea la ponía algo incómoda.

Riuz: "Además, solo realizamos contratos de diez años de servicio. Sin embargo, en su caso, podemos hacer una excepción y reducirlo a cinco años." —Dijo con seriedad, mirándola fijamente.— "Si acepta el trabajo, estará atada a mi familia durante ese tiempo y deberá cumplir con sus obligaciones bajo los términos del contrato."

Rosita: "¿Cinco años?" —Preguntó sorprendida.

Riuz: "Sí. También requeriremos varias formas de identificación antes de iniciar, incluyendo una muestra de sangre."

Rosita: "¿Muestra de sangre?" —Preguntó, sintiendo un escalofrío de desconfianza.

Riuz: "Se debe a que, en caso de que resulte ser una espía de alguna organización o un enemigo comercial, podamos localizarla y tomar represalias si está aquí con intenciones de espionaje o sabotaje."

Rosita: "¡Yo no...!"

Riuz: "No digo que usted lo sea." —La interrumpió con calma, pero con firmeza.— "Son solo precauciones que hemos aprendido con el tiempo… y no precisamente de la manera fácil. El contrato de cinco años también es una medida para asegurarnos de que no intentará huir una vez obtenga lo que desea."

Rosita tragó saliva. Sin duda, esta familia se tomaba la lealtad muy en serio.

Riuz: "Sé que parece mucho, pero no es tanto si lo piensa bien. Además, es importante que comprenda que la confidencialidad y la confianza son valores fundamentales aquí. Así como se espera que no divulgue detalles sobre mi vida privada, tampoco deberá revelar nada que vea o aprenda en esta mansión sin permiso. Mi familia es muy exitosa, pero eso mismo nos ha hecho ganar muchos enemigos. Quisiera poder confiar en usted, Rosita."

Rosita: "No se preocupe. Puede confiar en mí." —Aseguró con determinación.

Riuz: "Perfecto. Es un placer tratar con alguien como usted, Rosita. Pronto la llamarán para que firme el contrato con las nuevas modificaciones." —Dijo, señalando el documento sobre la mesa.— "También debería seguir a mi mayordoma para que le tome medidas para su uniforme. Se le proporcionarán varios juegos, los cuales se almacenarán en su habitación dentro de la mansión."

Riuz le dedicó una leve sonrisa antes de extenderle la mano.

Riuz: "Sin más que añadir... bienvenida a bordo, Rosita. Es un placer que se una a nuestra familia."

Rosita: "Muchas gracias por la oportunidad, señor Zooblack."

Riuz: "Aún no trabaja para mí, así que llámeme simplemente Riuz."

El humano y la cerdita estrecharon sus manos, marcando el inicio de un nuevo capítulo en su vida.

...

-Más tarde-

Rosita salió de la mansión con una sonrisa en los labios, ignorando por completo las miradas fulminantes de algunas mujeres que la observaban al pasar dando saltitos. Subió a su auto y, sin poder contener su alegría, comenzó a tararear mientras encendía el motor.

Había conseguido el trabajo. Y aunque con sus peculiaridades, no era nada para lo que no estuviera preparada ni algo que no pudiera aceptar con el tiempo. Lo mejor de todo fue ver el salario. Al principio, recibiría el sueldo mínimo, pero este aumentaría cada mes durante los siguientes seis meses hasta alcanzar una cifra que le parecía increíblemente alta.

Su familia, que hasta ahora había estado en aprietos, por fin vería la luz después de tanto tiempo. Además, con los horarios flexibles, no tendría que alejarse demasiado de su esposo e hijos. Claro, terminaría más cansada, pero era un sacrificio que estaba dispuesta a hacer.

El único problema ahora era cómo explicárselo a su esposo… y el hecho de que, una vez firmado el contrato, tendría que trabajar en la mansión durante cinco años.

Suspiró, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Solo esperaba que todo saliera bien.

---///---

patreon.com/Lunariuz

---|||---

¡Fusión de El Señor de los Anillos y Elden Ring – Ideas y Preguntas!

Para quienes desean una historia que combine el universo de El Señor de los Anillos con Elden Ring, he estado investigando ambos mundos y debo decir que es increíble. Ambos son geniales, por lo que estoy considerando seriamente intentarlo.

Si todo va bien y no encuentro problemas, probablemente pueda tener un primer capítulo listo la próxima semana, aunque esto dependerá de sus respuestas y sugerencias.

Abrí un libro llamado LOTR/ER, vayan allí y comenten en ese primer capítulo auxiliar para que pueda empezar.


Tip: You can use left, right, A and D keyboard keys to browse between chapters.